MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Inicio por mencionar que la docencia llegó a mi vida a temprana edad, provengo de una familia netamente dedicada a este noble arte. Mis primeras incursiones tuvieron cabida cuando los maestros en la primaria me dejaban a cargo del grupo, posteriormente ayudaba a mis padres en ésta tarea tan encomiable, hasta ingresar a la Normal de Educación Primaria, habiéndome titulado con mención honorífica, posteriormente, viendo horizontes más promisorios, decidí trasladarme a la ciudad de Puebla de Zaragoza, bella y colonial por cierto, a estudiar la Licenciatura en Ciencias Naturales, la que también egresé después de haber obtenido el Título.
Mis primeros peldaños docentes los inicié en escuelas primarias del sistema federal y posterior en el sistema estatal, más tarde incursioné en el Colegio La Salle de San Cristóbal de las Casas. Tiempo después a invitación del Director del Plantel, me incorporo como docente de Física, Química y Biología en el Colegio de Bachilleres de Chiapas plantel 11, en el cuál he laborado por espacio de 20 años hasta el día de hoy, actualmente también colaboro académicamente en el Colegio Ofelia Narváez Rincón, preparatoria particular.
Al continuar con mi desarrollo académico forme parte de un grupo de asesores docentes en el Colegio de Bachilleres, a nivel de mi estado y por iniciativa para mejorar mi actividad docente realicé y me titulé en la Maestría en Pedagogía, la que me ha servido de mayor soporte en el desempeño de tarea académica.
Esta carrera me ha dejado un sin número de satisfacciones en las tareas que he tratado de realizar y en las que he dado lo mejor de mí, para los docentes que inician es bueno comentarles que es una carrera bonita, sufrida e incomprendida, pero llena de satisfacciones por los logros de los alumnos y los agradecimientos que de ellos tienen para con uno, el trabajo más arduo puede ser el trabajar con alumnos de preparatoria, aunque también la mejor recompensa es el reconocimiento del desempeño académico que ellos reconocen.
Durante este tiempo que llevo implicado en esta actividad he tenido más éxitos que decepciones, sin embargo, día con día es necesario que cada uno de nosotros reflexionemos sobre nuestra actividad docente y en su momento saber, cuando decir adiós, que en lo personal disfruto mucho mi actividad por lo que quisiera no llegara ese instante, pero son situaciones normales, de las que por hoy no me quiero ocupar.
A todos mis compañeros de la Especialidad les invito a continuar con ésta encomiable labor, a no claudicar, que tropiezos van a existir, los conmino a seguir preparándose y a enorgullecerse del desempeño de ésta labor, estar abiertos a los retos, no hacerse a un lado, superarlos y crecer en todos los aspectos.
La especialidad que hoy cursamos será el avatar que tendremos que imprimir a la educación futura, la pedagogía anquilosada quedó en el olvido hay que transformar, salir del confort pedagógico, mover conciencias para poder trascender y lo más gratificante es el reconocimiento de nuestros futuros profesionistas, que en su tiempo lo van hacer, por lo que uno hizo en sus años de instrucción, hay que dejar huella en ellos pero de las mejores.
No hay una fórmula o receta para ser maestro, los mejores ingredientes son la entrega, el compromiso, un poco de paciencia, un tanto de preparación, pasión y tiempo para dedicarle a quien le debemos entrega, nuestro trabajo.
Hola, buenas noches
ResponderEliminarMuy interesante tu escrito, coincido contigo que no existe una receta la cual hay que seguir al pie de la letra para ser un buen maestro o el mejor, el tipo cantidad de ingredientes (entrega, dedicación, preparación académica, pasión, tiempo, etc) se le poden en la enseñanza, van a depender del entorno en el que nos encontramos. Los docentes tenemos la tarea de crear o propiciar ambientes de aprendizaje acordes al lugar.